martes, 22 de octubre de 2013

Nuestro. Capitulo 2.

~Narra Alisson~

Subí a mi cuarto y acabé de colocar las cosas que me quedaban. Estaba muy enfadada, odiaba que alguien invadiera mi espacio, mi único lugar donde poder evadirme del resto del mundo y ahora todo se había ido a la mierda.
- ¿Puedo pasar?- Preguntó aunque ya estaba dentro. Estaba de espaldas guardando mis leggins en uno de los cajones del armario.
- Ya lo has echo.- le contesté bastante borde y volví a girarme.
- No sabía que eras tan borde...- dejó sobre el suelo una caja de cartón.
- Ni tú tan impertinente- grité a la vez que me ponia de pie y cruzaba los brazos. Esto pareció hacerle gracia.- Gilipollas- susurré, pero debio escucharlo por que la sonrisa que tenía desaparecio por completo.
¿Tal vez me había pasado? Él no tiene la culpa de nada...
-Oye Harry...-carráspee, se giró y me miró.- Lo siento, no quería ser borde, tu no tienes culpa de que nos hayan metido juntos en el mismo cuarto.... Además hoy no es un buen día y lo he pagado contigo.- me mordí el labio por que intuia que alguna lágrima se me escaparía. Me sonrió y no dijo nada más, desde luego era una de las sonrisas mas bonitas que había visto.

~Narra Harry~

Aquella noche no pude dormir nada y si lo hacía tenía pesadillas, algo dentro de mi me avisaba de que a Alisson le pasaba algo, no podía olvidar esa mirada de dolor.
Me levanté y comprobé que su cama estaba vacía, tal vez ella tampoco podía dormir.
Bajé a la cocina y allí la encontré, sirviendose una taza de chocolate caliente.
- Mmm, que bien huele- le dije con voz ronca. No me contestó, agachó la cabeza y se fué hacía el salón en silencio.
Me serví un poco de chocolate caliente, cojí el bote de nata y fuí hacia el salón. Estaba sentada a lo indio sobre el sofá, me senté a su lado y giró la cabeza hacía el otro lado agachandola mas aún.
Tenía el vaso entre las manos, lo cojí y lo dejé encima de la mesa.
- Así está mas rico. -se giró y observo en silencio, busqué sus ojos y comprobe que los tenia rojos e inchados, había estado llorando.
-¿Qu...que ha pasado?- apenas me salia la voz, su mirada me habia dejado un poco asustado.
-Hoy hace cuatro años de la muerte de mi padre- lo dijo deprisa, como si no quisiera, o mas bien, no pudiera decirlo mas lento. Se secó la nariz con las mangas de la camiseta y sonrió amargamente. - Lo he superado, pero hay heridas que no llegaran a sanar del todo, y aunque quiera o no siempre hay algo que me recuerda a él.- suspiró.
- ¿estabaís muy unidos?-
- Sí- dijo en un susurro y vi como una lagrima bajaba por su megilla. Le abracé y hundió su cabeza en mi pecho, podía oír perfectamente como sollozaba.
Le abracé mas fuerte y comencé ha hacerle caricias en el pelo. Me miró y se acercó ami, tenia sus labios a centímetros, no podía hacerme esto, no soy de piedra y no podría resistirme mucho más. Se acercó más y juntó sus labios con los mios, los tenía mojados y sabían a sal. La besé suavemente como si tuviera miedo de que se rompiera en mil pedazos. Un ruido procedente del piso superior nos sacó del trance.
- Yo... lo siento Harry, no... no pretendía...- bajó la mirada avergonzada.
- Tranquila, no pasa nada, es normal que no puedas resistirte, todas acaban cayendo en mis redes.- le sonreí y puso los ojos en blanco. Reímos juntos y esa fue una de las mejores sensaciones que habia experimentado; hacerle reir cuando estaba llorando.
- ¿Eres un poco creído y mujeriego, no?- rió y sorbío por la nariz.
- Un poco.- reí y ella volvió a reir conmigo, me tranquilizaba, e incitaba a sonreir, el sonido de su risa.
- Pues no estes tan seguro, a ver si vas a ser tú quien caiga en mis redes.- me guiñó un ojo y sonrió picara. Se levantó del sofá y se dirigió hacía las escaleras que llevaban al piso superior. La camiseta que llevaba como pijama apenas le tapaba el culo y al subir el primer escalon se le subió un poco, se giró y se tiró de la camiseta hacia abajo sonriente. Me mordí el labio como respuesta y sonrió mas aún.
Subí al cuarto detrás de ella y nos dimos las buenas noches, tardó poco en dormirse pero amí me costó un poco mas.
Tal vez había iniciado la guerra entre ella y yo, una guerra en la que no me importaba participar, pues las batallas no estarían nada mal.

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